Episodio 33 - Entre Dictaduras y Comics
- Sol Quantin
- May 6
- 12 min read
Hacé clic en las palabras en negrita y descubrí el significado!
Esto es Slow Spanish with Miss Sol. Yo soy Sol y este es mi podcast. ¿Empezamos?
Bueno, bienvenidos a Slow Spanish. Hoy tengo a un invitado muy especial, que es mi papá, que está participando del podcast virtualmente porque estamos en diferentes países, en diferentes continentes inclusive.
¿Así que bueno, mi papá, Pablo, podés decir hola a la audiencia y contarles un poco en dónde vivís?
— Uy Dios, qué vergüenza. Bueno, yo estoy acá en Concordia. Concordia es una ciudad de una provincia que se llama Entre Ríos, que está en Argentina.
Estamos en lo que se llama el litoral argentino. Es una ciudad que está al borde de la frontera. La frontera es el río Uruguay, un río muy importante que viene de Brasil y en un momento hace frontera con Brasil y en otro momento hace frontera con el Uruguay.
— Nosotros cruzamos con Uruguay.
— Sí, claro, la República Oriental. Y Concordia es ciudad vecina de Salto, en Uruguay. Hay una represa que arriba tiene un puente, una calle, y por ahí vamos o venimos de Salto a Concordia. De Concordia, Salto.
Y además es una represa hidroeléctrica, o sea, para generar… Es una represa enorme que generó como un lago artificial de un lado del río y del otro lado sigue siendo el río.
Y genera electricidad. Ahora genera electricidad, pero antes de eso, en los años 70, en los años 60 y antes todavía… Por eso Concordia es una ciudad importante. Y por eso más al norte había una ciudad, Federación, también muy importante.
¿Qué pasaba? Los barcos venían subiendo por el río Uruguay, viniendo de Montevideo o viniendo de Buenos Aires, y era imperioso parar, amarrar en Concordia, descargar todo y por camión, tren, carreta o lo que fuese, ir unos 60 km al norte hasta Federación.
En Federación volvían a embarcar y seguían para el norte. ¿Por qué? Porque Concordia y Salto están compartiendo una cosa que se llama el Salto Chico y el Salto Grande, que son unos afloramientos de rocas.
Es una represa natural, o sea, son rocas como si fuera una cascada. Una cascada natural muy importante. Y otra muy chiquitita que era el salto chico.
— Bueno, yo conozco Concordia porque ahí me crié. ¿Hace cuánto fue que te mudaste a Concordia?
— Nosotros nos mudamos en 1993, vos tenías casi un año. Y nos mudamos a Concordia porque yo conseguí un trabajo allá. En esa época yo trabajaba en montajes industriales en Puerto Madryn.
Trabajaba mucho, estaba en una empresa que hacía trabajos para la industria del aluminio argentino.
— Sí, porque Puerto Madryn es la ciudad en la que yo nací, que queda en el norte de la Patagonia, al lado del mar.
— Exactamente, exactamente.
Montaje industrial, para que entiendan los oyentes, es como crear una fábrica, una industria. Vos compras las máquinas, los galpones, la ingeniería de detalle… y después todo eso hay que armarlo.
Entonces, generalmente buscan a un ingeniero civil, a un ingeniero mecánico y a un ingeniero electricista para que todo funcione.
— ¿Y vos sos ingeniero mecánico?
— Tengo un estudio de especialización en el tema gas, que lo hice en la UBA, en la Universidad de Buenos Aires, con el Instituto del Petróleo. Eso me llevó a trabajar en la empresa grande de gas natural de Argentina.
— Claro, que es en la Patagonia. Porque originalmente sos de Buenos Aires.
— Sí, sí, sí, yo soy de Buenos Aires. Nací en la provincia de Buenos Aires y después hice unos intentos de estudiar en la ciudad de Buenos Aires.
Era una época un poco convulsionada. A veces las cosas salían bien, a veces salían mal. Yo había decidido que en vez de seguir los pasos de mi mamá, que era médica, quería seguir los pasos de mi abuelo, que era mecánico. Una cosa así. Bueno, un poco de contexto de lo que estamos hablando es que los abuelos de mi papá son de España, de Galicia, del norte de España, arriba de Portugal, y por eso dice: bueno, esas son las diferentes vocaciones o profesiones que tenía cuando era un chico.
Los otros abuelos… la abuela es hija de italianos, de Cosenza, y el otro abuelo es nieto. Nieto.
— Pero bueno, nos estabas contando entonces que estudiaste un poco en Buenos Aires, en la ciudad, y después decidiste irte a Mar del Plata, que es un lugar al lado del mar.
— Yo me puse, abandoné lo que estaba estudiando, me puse a estudiar un poco de mecánica, pero en cursos, en cursos así de oficio, digamos.
Estuve trabajando con mamá, con tu abuela, en la clínica para hacer un poco de plata, pero también ya en ese momento conseguí trabajo en una fábrica en la que aprendí mucho más de mecánica.
Y bueno, ahí pasaron los años y ya estábamos en el año 76. En el año 76 yo estaba trabajando de mecánico de máquinas y ya empezamos a conversar con el dueño de la fábrica, con mamá, de estudiar ingeniería mecánica.
Voy a fin de año a la UTN, a la Universidad Tecnológica Nacional de Avellaneda, la Facultad Regional Avellaneda. Avellaneda es una ciudad en la provincia de Buenos Aires, pegadita a la ciudad de Buenos Aires.
— Comparten el Riachuelo, el famoso río.
— Es lo que se llama el conurbano.
— ¿Cuántos años tenías en ese momento?
— Veinte. Cumplía veinte. Y bueno, a fin del 76 te estoy hablando.
Me preguntan, veo, y no… esto ya no se puede, no puedo meterme en esa facultad, como que no hay lugar. En la de Avellaneda, Universidad Tecnológica Nacional. O sea, seguí trabajando.
Estaba haciendo, aprendía muchas cosas porque verdaderamente trabajaba con máquinas que nunca me imaginé que iba a poder trabajar en eso.
— ¿Y a vos siempre te gustó un poco la mecánica, no? Desde chiquito.
— Sí, sí, sí. El abuelo Joaquín a mí me enseñó muchísimas cosas, con bicicletas, con juguetes, con carritos de rulemán y con esas cosas. Pero siempre me enseñó mucho.
Me voy de vacaciones a Mar del Plata con mamá. Y también porque Mar del Plata es un balneario, es un lugar de vacaciones de verano que está a cuatro horas, cuatro horas y media de Buenos Aires en auto.
Mamá tenía una casita. Compramos el diario de Mar del Plata, el periódico de ahí, y un cartel grande decía: Facultad de ingeniería, inscripciones, exámenes, fechas…
— Bueno, mirá vos.
— Y me acuerdo bien de lo que dijo tu abuela, que me dijo: “Mirá, yo un viaje a Japón para que te vayas a estudiar no te lo puedo pagar. Pero si querés estudiar en Mar del Plata, sí que te lo puedo pagar, porque tenemos la casa.”
Me parece muy… Entonces Duau salió corriendo, ella estaba más entusiasmada que yo. Me consiguió una ingeniera química que me preparó en matemáticas y en física.
— Claro, porque la ingeniería tiene mucha matemática y mucha física. ¿Siempre fuiste bueno con los números o tuviste que estudiar mucho?
— Pero en matemática y en física… ay hija mía, lo aprendí todo ahí. Lo aprendí todo ahí.
— Yo no sé nada de matemáticas y física.
— Yo lo aprendí todo ahí.
En marzo del 77 empiezo primer año de ingeniería. Un programa de seis años, en un ambiente súper distinto a lo que pasaba en el 74 en Buenos Aires.
— Claro, porque en esa época, para darle un poco de contexto a los oyentes, así como en toda Latinoamérica, en Argentina también tuvimos dictaduras militares. Entonces tal vez en Buenos Aires y en otras ciudades más grandes se sentía un poco más.
Entonces hay un golpe de estado dirigido por el general Onganía, Juan Carlos Onganía.
— Bueno, después no sé qué líos hubo y pasó a otro que se llamaba general Livingstone. Y después no sé qué otro lío hubo. O sea, líos, líos que quiero decir: convulsiones por resistencia, por huelgas, por cosas que se iban armando y se iba perdiendo el control de la calle.
— Claro, el poder que tenía esa persona en el gobierno.
— Finalmente, en tercer lugar ponen a Lanusse, Alejandro Agustín Lanusse, que en el año 73 convoca a elecciones.
— ¿En el 73?
— Sí, yo estaba en quinto año de secundario. Te imaginás… al final del secundario. Te imaginás mi vida. Mi vida era fiesta, el club… La calle, el mundo… era una revolución. La cuestión es que en marzo del 73 gana este doctor Cámpora —no me acuerdo bien— pero prontito renuncia, con cambio en las características de las limitantes, y se llama nuevamente a elecciones.
Y Perón se presenta con la fórmula Perón–Perón. Juan Domingo Perón. Juan Domingo Perón sería en su tercer mandato.
— Bueno, claro, era mucha información, está bien.
— Pero yo también tenía mis, como vos decías, mis clubes, mis novias, mis cosas, como cualquier persona de 17 o 18 años.
— Exactamente.
— Digamos que yo miraba… qué interesante: del otro lado de la cordillera también estaban pasando cosas muy importantes, porque estaba Salvador Allende como presidente, y las fuerzas de Pinochet estaban queriendo voltearlo.
— ¿Sí? En Chile.
— Entonces, en septiembre de ese mismo año, un día llego a la escuela y era toda una manifestación en contra del golpe de estado en Chile por Pinochet.
— Claro. La experiencia que tuviste, primero intentando estudiar en capital, con toda esta revolución política, fue completamente diferente a lo que pasó en 1977.
— Sí, cuando ya estabas en Mar del Plata haciendo Ingeniería, un poco todo esto ya había quedado en el pasado, ¿no?
— En el año 77 empiezo en Mar del Plata, y ya hacía un año que estábamos de vuelta con otra dictadura.
— Eso te iba a preguntar, porque de hecho este episodio lo queríamos hacer también para hablar un poco sobre tu cómic o tu historieta favorita de toda la vida, que es El Eternauta. Y leí por ahí que el escritor del Eternauta fue desaparecido en el 77.
— Por eso pensaba… me imagino que ya había vuelto la dictadura.
— La dictadura vuelve el 24 de marzo del 76. Mi historieta favorita. Porque yo leía a Batman, a Superman… por ejemplo, le daba mucho, le daba mucho a 600.º Comics.
— ¿No se llamaba 600.º Comics? ¿Sos más fanático de 600.º Comics o de Marvel?
— 600.º Comics. Pero porque no conocíamos… vos sabés que yo soy una chica Marvel.
— Pero Marvel nosotros no conocíamos. Yo me acuerdo que los sábados a la mañana por ahí pasaban algún dibujo animado.
— Ahí conocí al Increíble Hulk y al Capitán América. Pero por ejemplo, el Hombre Araña para mí es mi infancia. Es Spider-Man.
— Claro. Bueno, en mi infancia llegaban de México historietas de Superman, de Batman, Supergirl, qué sé yo…
— ¿Y quién es tu favorito, Batman o Superman?
— Y en esa época era Batman. Porque además…
— ¿Y hoy también, o no?
— Puede ser. Puede ser. Porque a vos también, o sea, sé que te gusta mucho Sex, pero también te gusta X-Men.
— Marvel tiene algunos personajes que son súper atractivos, brillantes.
— Sí, sí, sí, sí. Ahora no me puedo acordar… Jessica Jones es un personaje súper complicado, pero además tiene superpoderes.
— Pero no tanto, por ejemplo. Eso te gusta, porque si te gusta Batman… Entonces, ¿podríamos decir que El Eternauta es tu historieta argentina favorita?
— Totalmente. Fueron exitosísimas cuando yo todavía era muy, muy chico.
— Claro, porque por ejemplo El Eternauta se estrenó en 1957.
— Se empezó. Empezó, porque eran tiras. La historieta completa creo que fue en el 59.
— Que de todas formas vos eras un bebito.
— Lógico, lógico. Y la segunda… esa es la de Solano López. Ese es el dibujante.
— Dibujante, claro.
— Un dibujante de estilo similar a Marvel, a Sex.
— O sea, yo digo que es un dibujo bastante tierno, ¿viste?
— Este es el otro dibujante. Un dibujo mucho más impactante, mucho más oscuro, mucho más Tim Burton, qué sé yo, dramático.
— Era en blanco y negro. Porque ahí el blanco y negro —negro, fundamentalmente— impactaba muchísimo.
— Estamos haciendo este episodio porque en una o dos semanas se estrena una serie que se llama El Eternauta, que estoy muy emocionada por verla. Que va a ser con Ricardo Darín también, que es un actorazo argentino, uno de los mejores.
— Así que estamos los dos muy emocionados con la serie. ¿No queremos contar mucho de la trama, de qué trata, pero para darle una idea a la gente, les podés explicar?
— Hay un punto… hay una invasión alienígena que nos pega a nosotros, los argentinos.
— En Buenos Aires.
— En Buenos Aires. Vicente López, para ser más… Ahora bien, en la del 70 con Breccia hay una escena en la cual escuchan la radio, y en esa escena dicen que las superpotencias traicionan a Sudamérica entregándola a los alienígenas.
— Ok.
— Es un poco más político. Ni siquiera es una tira, es un cuadrito nada más. Es solo un cuadro.
— Ese cuadrito significó que a Oesterheld le dijeran “no, esto está prohibido”.
— Y además tenés que terminar esta novelita ya mismo. Ester Heleta… Germán Oesterheld.
— Eso fue en el año 70.
— Oesterheld es desaparecido en el 77.
— Muchos años después.
— Siete años después.
— Pero bueno, la cuestión es que eso hace que desde ese cuadrito con la radio hasta el fin pasen tres hojas. O sea, tuvieron que apresurarse para terminar esa historieta, porque ya estaba… era censurada, prohibida.
— O sea que la segunda edición que hicieron no es completamente lo mismo que la primera.
— De todos modos, yo la leí ocho años después, la original, coloreada. Era un coso así de grueso y con forma de historieta, o sea, alargada, apaisada.
— Esa la compré, me acuerdo muy bien que la compré esperando un micro —no sé si en Buenos Aires para ir a Mar del Plata o en Mar del Plata para ir a Buenos Aires—. Me acuerdo bien.
— Lo que pasa es que, bueno, también me imagino que cuando pasaron unos años después de las dictaduras, era más fácil poder leer algunas cosas. — Fue durante la dictadura. Lo que yo viví fue todo durante la última dictadura, la que terminó con la guerra de Malvinas.
— Claro, claro, claro.
— O sea que hasta 1982.
— Guerra de Malvinas, 82. E inicio de la democracia, 1983.
— ¿No te estabas por recibir?
— Ya había terminado la carrera. En 1983 hubo elecciones.
— ¿Y hacía cuánto? ¿Cuándo fue la última vez que había habido elecciones?
— 1973.
— Wow. O sea, diez años sin elecciones.
— Claro. Porque en el 70… bueno, no, el 70 me parece que subió, pero no estoy seguro. 73 o 74, más o menos.
— ¿Y de El Eternauta, por qué te gusta mucho El Eternauta? ¿Cuáles son las cosas que más te gustan de esa historieta?
— Bueno, primero que es súper… tiene dinámica. No tiene nada que envidiarle a una historieta de 600.º Comics o de Marvel.
— Para nada.
— Habla mucho de gente común que de pronto se encuentra en una situación totalmente, totalmente extraordinaria.
— ¿Uno de los personajes se llama Pablo también, no?
— Pablo es un chico. Por una cuestión que no tiene nada que ver con la trama, alguien se enoja con él y lo encierra en un sótano. Y debido a eso se salva de la nevada. Se salva de morir.
— Porque la nevada… o sea, cae nieve en Buenos Aires, que no es muy normal. Y esa es la nieve que trae la invasión alienígena que mata a la gente.
— En Buenos Aires no nieva. Nieva en la Patagonia, en Córdoba, cerca de las montañas.
— Exacto, exacto.
— Bueno, o sea que si te pregunto cuál es tu personaje favorito…
— ¡Son todos! Hay varios, son muchos, son muchos, sí, sí, sí.
— Es fantástico ver cómo te vas moviendo por la ciudad de Buenos Aires.
— Sí, eso debe ser divertido.
— Es muy divertido. Bueno, a mí en particular me gusta mucho eso.
— Yo tenía mi niñez… si bien yo nací en Quilmes y viví en Quilmes, pero tus abuelos vivían en la ciudad de Buenos Aires.
— Mis abuelos vivían en la ciudad de Buenos Aires. Y el paseo obligado de los sábados a la mañana con mi abuelo era subirnos a un subte y recorrer toda la red de subterráneos. O ir a tomar el tren e ir a visitar no sé qué lugar.
— Bien, paseo de mecánico.
— ¿Y qué pensás? ¿Pensás que la serie nueva con Ricardo Darín va a estar buena?
— La verdad no lo sé. Yo siempre le pongo una ficha importante a lo que hace Darín.
— Es impresionante. Ricardo Darín… hice otro episodio para el podcast también sobre Ricardo Darín y me sorprendió ver que cuando era más chico era como el galán de telenovela. Yo eso no sabía.
— Ricardo Darín y Óscar Martínez, los dos tienen una trayectoria similar. Lo que pasa es que algunas cosas que hizo Darín como que lo superaron.
— ¿Viste cuando hizo El secreto de sus ojos?
— Sí, sí. Esa película es increíble.
— Yo creo que tengo que agradecerte por haberme tratado tan bien en esta entrevista.
— Por supuesto.
— Y haberme permitido decir todas las pavadas que dije.
— No, no son pavadas. Creo que a mis oyentes seguro les encantó escuchar todo esto, pa.
— Y espero que si se nos ocurre alguna otra temática, podamos hacer otro episodio.
— ¡Podemos hacer unas 4 o 5 horas de corrido!
— Sí 😄 Bueno, de nuevo, muchísimas gracias.
— Muchas gracias a vos, pa. Y gracias a todos los oyentes y a toda la gente que nos estuvo mirando hoy.
Espero que hayas disfrutado de este episodio. Si te gustó, no te olvides de suscribirte a mi canal y compartir con tus amigos.
¡Hasta la próxima! 🎙️✨
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